Algo, aún hoy ya de día no sé que fue, me hizo detenerme sin abrir la puerta y penetrar directamente al cuarto, así que permanecí en silencio absoluto, casi sin respirar, escuchando los ruidos ambientales que se desarrollaban al interior del cuarto, ese cuarto que por ya varias meses ha sido el castillo de mi pasión más extraña; pues soy homosexual, lo he sido por ya casi ocho años, y la única relación heterosexual que permanece en mi vida es la que me ata a Guadalupe desde hace más de ocho años. Pero sentirme homosexual, más que bisexual, me transmite una tranquilidad emocional que me da una enorme paz interior, aunque no se el porqué.
Y a partir de la reciente independencia de su familia, que ella obtuvo sin dar aviso a nadie, pues simplemente Guadalupe un día salió de casa decidida a conseguir un pequeño departamento, en el que ahora ella vive, buscando en donde poder hacer el tipo de vida que ella desea; es entonces y allí que empezamos a reunirnos con mayor regularidad en citas sexuales a las que yo en principio les otorgue el rango de escape emocional de las relaciones sentimentales de Lupe.
Lo primero que escuché fueron unos leves jadeos que apenas sobresalían de los ruidos del roce y crujir de las sábanas almidonadas que son la obsesión permanente de Guadalupe; ella simplemente no puede dormir más que entre sábanas endurecidas por el antiguo y ya casi extinto almidón para ropa, algún recuerdo de su infancia la impulsa a dormir desnuda entre las artificialmente rígidas sábanas, que diariamente deben ser cambiadas por la muchacha que atiende su departamento, y así, noche tras noche ella puede dormir dándose el placer de su mejor y más estrafalario gusto personal. Guadalupe me entregó en mano un juego de las llaves de acceso al depa desde que le ayudé a mover sus cosas de la casa de sus abuelos, cuando finalmente concluimos su cambio de casa traté de regresarle las llaves, pero ella se negó y me pidió conservarlas, por si acaso, me dijo; eso fue hace ocho meses atrás.
Hoy por primera vez hice uso del juego de llaves y llegué sin avisar, mi idea era darle una agradable sorpresa, pues en mi nuevo trabajo nos han adelantado las vacaciones de fin de año y quise venir a pasar el rato con ella; pero el que ahora se encuentra sorprendido, pasmado, soy yo. Y por varios minutos permanezco en silencio, escuchando, pensando, tratando estúpidamente de decidir lo más adecuado y prudente en esta situación. Cuando por fin me decido a retirarme lentamente, alejándome de aquella puerta, del cuarto, del largo pasillo y del departamento, escucho al interior del cuarto, apenas a unos pocos pasos tras la puerta, la voz de mi novio Guillermo, mi amante está urgiendo a Guadalupe a cabalgar sobre él; esta situación me golpea con brutalidad, todo al interior de mi cabeza comienza a girar y me hace perder la razón, alejarme de la realidad, y sin pensar, tomo con mi mano izquierda la perilla de la puerta para entrar y enfrentar a mis más cercanos seres queridos en aquella comprometedora escena que lacera profundamente mi alma.
Y el grito de ¡más, amor, más!; me hace responder con un doble grito de dolor: ¡no!, ¡basta!; exclamo más como súplica que reclamo, mientras me levanto intempestivamente para sentarme en la cama, por mi piel sudorosa escurren gotas que me queman a pesar del frio que azota la ciudad en estos días cercanos a la navidad, me falta el aire y respiro a fondo para compensarlo, y con la mano izquierda aún intento abrir una inexistente puerta, pero mis movimientos bruscos y mi exclamación hacen que Guillermo, que se encuentra dormido a mi lado, despierte y encienda la luz de su habitación en la azotea de la casa de sus padres.
Es su abrazo cariñoso el que me hace despertar y reaccionar sobre donde me encuentro. Me atrae hacia él y es cuando suelto por completo mi cuerpo que se encontraba en máxima tensión inmerso en aquel extraño sueño, y me dejo llevar por el abrazo de Guillermo que me atrae hasta quedar sobre su pecho, y le abrazo con desesperación mientras él me dice susurrando, es solo un sueño Dani, no pasa nada, descansa, relájate.
Cuando por fin puedo controlar aquellos temblores y me calmo, es que le puedo comentar a Guillermo sobre mi sueño – pesadilla, mientras, salimos desnudos de la cama y tras ponernos solo los tenis, nos cubrimos con un cobertor y salimos a la azotea en donde el frío es extremo, es de madrugada y el viento sopla cortante, en la piel se siente la suavidad de la nieve que cae a unos pocos de cientos de metros, está helando sobre el volcán Xitle y está nevando en el Ajusco, es la primera nevada de la temporada invernal de este año que acaba.
Pero memo no perdona el comentario; será lo que quieras, Dani; me dice memo mientras me abraza cubriendo nuestra desnudez con el cobertor que apenas nos protege del frío ambiente que nos obliga a ser un solo cuerpo ante aquella tormenta invernal, y memo me sigue comentando: Pero has sido tu Dani, el que durante el último mes nos ha estado poniendo el cuerno, y bien puesto, a Silvia y a mi, si mal no recuerdo quedamos en darnos una oportunidad, en que los tres somos uno, y Silvia y yo estamos esperado que te integres con nosotros, en cuanto a tu pesadilla, tu bien sabes que yo no la llevo con Lupe, entonces tendrías que ser tu quién nos reuniera como para que yo pudiera...
Calla; le dije y le di un beso prolongado mientras el amanecer en el valle está cada vez más cercano, es la hora de más frío en el ambiente del valle de México, el viento helado nos rodea punzando cada poro de la piel y penetra inclemente entre nosotros. Lo que finalmente nos hace regresar al interior del cuarto, muy juntos en la cama juntos buscando el calor del cuerpo amado, ya es sábado, aún de madrugada, el sol aún no anuncia su llegada pero nuestra juventud impulsa la erección total que busca con desesperante cotidianidad el cobijo corporal del ser amado.
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