si algo siempre tuve presente y jamás negué, es que soy gay, con todas las implicaciones que dicha aceptación conlleva, más aún en los barrios bravos del sur del valle de méxico. pues sostener una afirmación así entre los chavales de la banda, puede llegar a ser desde un intento de suicido bastante premeditado y con grandes probabilidades de concretarse, hasta la aceptación que es uno lo suficientemente bruto de nacimiento, como para imaginar que nada va a suceder si llega uno con la banda anunciando abiertamente la homosexualidad.
lo que si es absolutamente seguro es que te parten tu madre en pedacitos casi microscópicos, es un hecho que terminas, mínimo, con el hocico, cara y cuerpo destrozado por la terrible golpiza que te brindan con singular saña los chavos de la banda. y eso es si te va bien, pues es probable que termines con un palo de escoba ensartado en el culo, que por supuesto estará escurriendo de sangre, pues el palo fue introducido sin miramientos y buscando precisamente el lastimarte como un escarmiento por osar pensar que un puto es bien aceptado y recibido en la banda.
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