Hola, le dije, ¿no hay bronca con tus papás, por mi visita?. Para nada, fue su respuesta, les dije que venías Dani, y ellos saben que eres la pareja de nachito, el hermano gay de memo; así que se fueron al cine, tenemos hasta las 10 de la noche para platicar tan amplio y de lo que queramos; pero ven, vamos a mi recámara, fue lo que me dijo, mientras cerraba la puerta principal de su casa, y subimos a la parte alta de su casa, con rumbo a su recámara.
¿Estás nervioso?, me preguntó. ¡Si, estoy helado!, le contesté.
Tranquilízate, me dijo, qué no muerdo.
Claro que muerdes, le contenté, y también rasguñas, memo siempre se quejaba que le enterrabas las uñas en las nalgas y en la espalda, pero eso es lo de menos, le insistí, mi problema ahoritaestá entre el susto aderezado con pánico que me tiene rallando en la locura y deseperación, y que decir que traigo los testículos atragantados en la garganta, y del terrror que siento me tiemblan las piernas, y el pánico casi incontrolable casi me hace salir corriendo, solo me detiene que le vayas a comentar a memo que me rajé de la forma más vulgar. Le dije: Silvia es ahora cuando verdaderamente necesito de tu ayuda y comprensión, de tu amistad y tu cariño, de tu deseo que en verdad emprendamos un nuevo camino que nos lleve a donde tengamos que ir.
Silvia no comentó nada, solo enrojeció, así que continué diciendo, Silvia no te apenes, que un futbolista no puede ocultar esas recuerdos de batallas sexuales, a nacho y a mi nos tocaba curarlas o intentar repararlas, pero eso es algo imposible de ocultar en los vestidores de los deportistas, tus marcas en la espalda de memo hicieron leyenda entre los chavos de la liga de futbol de las fuerzas inferriores; pero no eras la única en hacerlo, ¿salvo que memo te estuviera poniendo el cuerno con alguién más?. ¡No!, si era yo la de los recuerdos, memo siempre se quejó de ello, comentó Silvia, y yo le respondí, pues espero que desde ahora no seamos dos los que andaremos quejandonos de esas mañas, ese comentario me gano el coscorrón bien merecido que Silvia me dio.
Desde antes de entrar al cuarto de Silvia, ya se sentía un ambiente apropiado para el amor, el pasillo y el cuarto de Silvia estaban tibios, agradables, apetecibles. En la casa de Silvia todos los cuartos tienen calefacción y la de su cuarto estaba encendida, por lo que el ambiente era muy agradable y propicio para nuestro empeño. afuera la temperatura ya está bajando, pues toda la semana el clima en la ciudad de México ha estado muy frio por una onda polar anticipada, por las tardes apenas oscurece la temperatura baja a menos de 10º Centigrados.
Silvia de inmediato fue al punto, por lo que no tuve tiempo de preocuparme, Dani, por favor ayúdame a desvestirme, me dijo dándome la espalda y levantando su cabello, para que le ayudara a quitarse la blusa, y cuando empece a sacarla, me detuvo y Silvia me dijo: con suavidad Dani, muy lentamente, y me empezó a llevar a conocer sus gustos y debilidades, diciéndome>: aprovecha el momento para acariciar mi cuello con tus labios y mis pechos con tus manos, eso, así, muy bien, volteó y quedamos frente a frente.
Y en medio de un suave beso la despojé de su sostén, mientras ella también me desnudaba. Nuestra ropa fue quedando tirada sobre la alfombra de su cuarto, la tome entre mis brazos para cargarla y me correspondió abrazándose a mi, así la llevé hasta la cama, mi cuerpo todo ya estaba dispuesto y me exigía hacerle el amor a Silvia, y eso hicimos, Silvia y yo nos entregamos compenetrándonos mutuamente en cuerpo y alma, en una entrega franca y profunda, incomparable y armoniosa, abierta y total.