Eso es lo menos que me dijo sergio cuando terminó de contarnos a miguel y a mí sobre la revolución gay que desató en casa, primero en la más absoluta soledad del homosexualismo que brota intempestivo entre los miembros de la familia, ya que su hermano mayor, que ya le había insinuado que sabía de su homosexualidad, se anotó a defender su posición y su derecho a decidir su vida sexual, y le siguieron su otro hermano mayor y su papá, y el sabor lo puso paco, su hermano menor, que solo preguntó sacado de onda, ¿checo, deveras eres puto?.
así que yo me vi en la imperiosa necesidad de preguntarle a sergio, que para cuando había programado mi presentación en su casa como el tercer participante en su vida gay, y su respuesta no se hizo esperar.
dani, tu eres el más encantador de mis amantes gays, pero también eres el más ojete y pinche gay chinga quedito, parejo y constante, y sergio siguió diciéndome sus verdades, estás pendejo si en verdad crees que te voy a llevar a casa para presentarte como amante de miguel y mio, como nuestro amante. ¿acaso quieres que le de un infarto a mi madre wey?, si aún no se repone del mayor susto de su vida al saber de repente que tiene un hijo puto en casa, te imaginas, ¡un hijo puto!, y como se lo va a explicar a sus amigas, y que van a pensar éstas de nosotros.
Bueno, yo solo preguntaba sergio, pues aún tengo la duda si habrá en mi futuro contigo una nueva escapada de tu casa en la que tenga que volver a salir encuerado desde tu cuarto hasta el jardín, para allí medio poder ponerme tenis, pants y sudadera, e huir otra vez con los calzones en la mano wey; y rematé a sergio: lo bueno es que al menos miguel ya entró en el acuerdo de la familia.
.
