Primero jugamos algo de tochito y cuando nos aburrimos dejamos entre las piedras el balón de americano y nos pusimos a jugar con el de fut, hasta que llegó cristina a avisarnos que ya estaba la comida lista en la casa choza, fue solo así que salimos del agua y tras vestirnos tomamos camino a casa.
Después de comer, le dije a cristina que yo les preparaba de cenar a los chavos, que por favor nos dejara algo unos huevos, frijoles, alguna salsa y algo de tortillas para calentarlas y una buena ración de café con canela y endulzado con panela morena de caña de azúcar.
ya oscureciendo le pusimos un poco más de leña a la candela para que no se enfriara la casa y como los chavales ya estaban con hambre, entre los tres preparamos unos huevos revueltos, un poco de tasajo frito y frijoles, esa fue nuestra cena y antes de las 9 de la noche ya estábamos los tres revisando por todas partes el catre, la ropa de cama y las cobijas y bajamos en pabellón, y nos acostamos los tres en un catre, bien tapados y listos para pasar la segunda noche, pero ahora si dejamos nuestra ropa y tenis dentro del pabellón.
El tema de plática en la cama antes de dormir fue sobre el comentario de cristina, a los chavos también los había dejado pero bien pendejos, e igual que yo, pensaron que era mejor comentarlo en otro momento. pero cuando me preguntaron sobre el tema esa noche mi comentario fue que yo también estaba impactado, y que me había quedado callado para mejor preguntarle a mi abuela pancha.
Cuando desperté para el ritual de madrugada, los chavos ya estaban bien entrados en su romance, así que me acomodé a disfrutar del espectáculo, viendo como los chavos ya exploran sus cuerpos buscando sus puntos más sensibles a las caricias y por un buen rato me tuvieron bien entretenido, hasta que sergio eyaculó varias veces bien adentro de miguel y luego se pegó a su pene hasta que miguel llegó a un largo orgasmo que sergio ya aprendió a alargar y sin desperdiciar una sola gota de semen.
Y se siguió conmigo hasta que me vació en su garganta, tomamos café caliente y estuvimos viendo el cielo estrellado por un buen rato, hasta que el sueño y el cansancio de día nos hizo regresar al catre a dormir un rato más
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