En eso entró mi hermano Arturo pues la puerta de mi cuarto estaba abierta, y cerrándola nos dijo: ya calmen sus calenturas pendejas, par de jotos. Y viéndonos en esa acción me dijo: yo siempre pensé que tu eras el activo en tu relación con Nacho; y así era le contesté, aunque ya van varias ocasiones que Nacho se da la vuelta y mira como me ha dejado, le dije mostrándole los restos de la acción del memín a la vez que le di a Nacho un beso en la boca, para después decirle: Y tu también debes traer los restos escurridos de los mecos del Nano, ojete, no te hagas el inocente y déjame ver, le dije mientras le quité los pantalones cortos, para revisarle el fundillo, y continué: Si todavía traes abierto el pinche culo, no cabe duda que Nano calza grande, wey.
A ver a ver a ver, exclamó Arturo; a Nacho se lo acaba de coger Nano, ¿y a ti wey?, me preguntó: ¿pues que no le abriste la puerta al memín en la mañana?, mira hasta donde se metió el cabrón, le dije poniendo un pie sobre la silla de la compu para mostrarle mi fundillo, y seguí: Para que sepas el alcance de tus actos, cabrón, le dije sonriendo. Mientras Arturo solo dijo: A mi no eches la culpa de tus pinches puterías Dani, y tu, mírate pendejo, le dijo a Nacho, te dejaste coger por el Nano sin condón. A lo que Nacho respondió con una tremenda sonrisa enmarcando un pícaro; sí.
¿Te cogió Memo?, pregunto mi hermano Arturo incrédulo, si, conteste y le dije: Ya tiene dos semanas que está encaprichado conmigo, ¡y tu te callas wey!, le advertí mientras me subía el short y seguí: Ese es el pedo que estábamos comentando cuando entraste, por eso me estaba abrazando Nacho, las cosas en su casa se pueden poner cabronas si Memo sigue encaprichado conmigo y se destapa como gay, aunque hasta ahora solo está de bisexual activo, sin considerar la tremenda chaquetota que me hizo mientras se venía en mí a borbotones. Por ahora todos chitón y dejen que las cosas tomen su rumbo, nos dijo Arturo a ambos. Y después me regañó: Y no mames pinche wey, no vuelvas a dejar la puerta abierta cuando andas en tus truenes, pendejo. A lo que solo pude decirle: Si cabrón, la cague, nos metimos en el rollo por lo de Memo y no reaccionamos, pero no vuelve a suceder broder.
Cuando salió mi hermano, Nacho me dijo: De la que nos salvamos, wey, si nos agarra tu padre, pinche putiza que nos pone por pendejos. Ah si serás wey, eso vale madres, le dije mientras tome de debajo de mi cama el suspensorio de Memo y me lo llevé a la nariz cubriéndome la cara con él ante la mirada atónita de Nacho, mientras aspiré con fuerza el aroma que su sexo le ha impregnado, y Nacho solo alcanzó a decir: ¡Te dio su suspensorio!; ¡ay wey, sí que está grueso el pedo!; ¡Puta Madre!; ¡Me carga la chingada!. Y remató: Y tu ya calma tu pinche calentura pendejo, ¡Ya no mames wey!, ¿qué no ves que ya valió madres todo?.
