Apenas anochecía ayer en los lomeríos en donde vivimos en el sur de la ciudad, eran cerca de las 8 de la noche, cuando llegó memín a mi casa, ya se le veía mucho más alivianado del pedo del corte con su vieja, la verdad no esperaba su visita, ya que con quién había quedado es con Nacho su hermano, para seguir avanzando en la preparación de las citas gays, que me han quitado mucho tiempo.
Pásale memín, como te sientes? le pregunte a continuación. Ya mejor wey, me dijo, mientras cerraba la puerta de mi cuarto y le puso el botón del seguro. Hay cabrón si que vienes gruexo, le comenté. Te equivocas, vengo ardiendo, me dijo colocándose atrás del respaldo de la silla de trabajo en la que yo estaba sentado frente a la compu. Y sin más se lanzó a besarme por el cuello al tiempo que empezó a quitarme el short que ya bien sabe es la única prenda que llevo cuando estoy en casa y el clima está agradable o caluroso, como ayer estuvo el valle de México.Y me dijo: tenemos dos horas antes de que llegue Nacho.
Pásale memín, como te sientes? le pregunte a continuación. Ya mejor wey, me dijo, mientras cerraba la puerta de mi cuarto y le puso el botón del seguro. Hay cabrón si que vienes gruexo, le comenté. Te equivocas, vengo ardiendo, me dijo colocándose atrás del respaldo de la silla de trabajo en la que yo estaba sentado frente a la compu. Y sin más se lanzó a besarme por el cuello al tiempo que empezó a quitarme el short que ya bien sabe es la única prenda que llevo cuando estoy en casa y el clima está agradable o caluroso, como ayer estuvo el valle de México.Y me dijo: tenemos dos horas antes de que llegue Nacho.
Yo solté mi cuerpo permitiendo que mi short bajara fácilmente por mis muslos y piernas que levanté, y giré la silla hasta quedar frente a él, con mis piernas y talones le atraje para despojarlo de sus pants y los boxers ajustados que acostumbra usar.
Y pude ver que cuando dijo que estaba caliente era totalmente cierto, su pene erecto y turgente demandaba rápida satisfacción pues por momentos parecía estallar, así que coloqué mis talones sobre sus hombros y le dejé penetrarme con uno y luego dos de sus dedos para permitir su penetración, que pretendió hacer solo con saliva a lo que le protesté, cabrón, estás a un metro de la loción, no seas ojete, ¿porqué me quieres reventar el culo a secas, wey?, tienes que aprender que mi culo no tiene lubricación como la vagina de tus viejas, pendejo, y con un movimiento tomó el lubricante y lo aplicó en ambos, acción que al final sirvió de poco, y empezó sus movimientos acompasados y así estuvimos por más de 15 minutos hasta que me cargó y llevó a la cama.
Y siguió, y siguió, y seguimos por largo rato, hasta que alcance el orgasmo y empecé a eyacular una y otra y otra vez, y fueron mis estertores los que desataron el suyo y le hicieron empezar a vaciarse en mi, y continuó con su ritmo acompasado y semilento de penetración suave, que me excita pues su glande y pene encuentran fácilmente mi región prostática, que masajean y excitan llevándome una y otra vez a disfrutar de los movimientos y estertores del orgasmo, y siguió con varias de sus penetraciones profundas que me llenan y hacen que le retenga por instantes con los pies, es esa profundidad la que me hace sentirle plenamente. Y continuamos y fue él quién nuevamente inició sus movimientos de eyaculación una, dos, diez, quince veces y apenas tomó mi pene en su mano y empezaba a masturbarme cuando inicié una segunda eyaculación consecutiva.
Poco a poco empezamos a recuperar un ritmo cada vez más tranquilo de respiración, y fue cuando le dije: A pesar de la loción siento lastimado el ano, y me puse boca abajo para que me revisara. Tienes algunas escoriaciones, me dijo, y entonces fue cuando tomé conciencia que memín había estado con un mete y saca constante por cerca de una hora, mientras él empezó burlase de como salía y salia su semen escurriendo por mis huevos, que empezó a limpiar con papel sanitario y tiró en la taza del baño de mi cuarto, al concluir de asearme se recostó en mi nuevamente haciéndome sentir su sexo en mis glúteos, y así estuvimos más de media hora, hasta que dejamos de sudar.
Me volviste a desmadrar el culo, pero igual me encanto, algo vamos a tener que hacer al respecto, le dije. Hacer sobre que te lastimo, de como evitarlo o ¿para cuando es la próxima vez?, por mi lo hacemos de nuevo ahorita, me dijo con esa sonrisa que le caracteriza, y empezamos primero a sonreír, y terminamos por reír a carcajadas.
Y pude ver que cuando dijo que estaba caliente era totalmente cierto, su pene erecto y turgente demandaba rápida satisfacción pues por momentos parecía estallar, así que coloqué mis talones sobre sus hombros y le dejé penetrarme con uno y luego dos de sus dedos para permitir su penetración, que pretendió hacer solo con saliva a lo que le protesté, cabrón, estás a un metro de la loción, no seas ojete, ¿porqué me quieres reventar el culo a secas, wey?, tienes que aprender que mi culo no tiene lubricación como la vagina de tus viejas, pendejo, y con un movimiento tomó el lubricante y lo aplicó en ambos, acción que al final sirvió de poco, y empezó sus movimientos acompasados y así estuvimos por más de 15 minutos hasta que me cargó y llevó a la cama.
Y siguió, y siguió, y seguimos por largo rato, hasta que alcance el orgasmo y empecé a eyacular una y otra y otra vez, y fueron mis estertores los que desataron el suyo y le hicieron empezar a vaciarse en mi, y continuó con su ritmo acompasado y semilento de penetración suave, que me excita pues su glande y pene encuentran fácilmente mi región prostática, que masajean y excitan llevándome una y otra vez a disfrutar de los movimientos y estertores del orgasmo, y siguió con varias de sus penetraciones profundas que me llenan y hacen que le retenga por instantes con los pies, es esa profundidad la que me hace sentirle plenamente. Y continuamos y fue él quién nuevamente inició sus movimientos de eyaculación una, dos, diez, quince veces y apenas tomó mi pene en su mano y empezaba a masturbarme cuando inicié una segunda eyaculación consecutiva.
Y al concluir, permanecimos abrazados un buen rato, hasta que su miembro flácido abandonó satisfecho mi interior. Con caricias suaves recorrí su espalda y nalgas, esos muslos fuertes, gruesos y bien formados de futbolista que tiene y que me enervan, haciéndole saber de mi satisfacción y agradecimiento.
Me volviste a desmadrar el culo, pero igual me encanto, algo vamos a tener que hacer al respecto, le dije. Hacer sobre que te lastimo, de como evitarlo o ¿para cuando es la próxima vez?, por mi lo hacemos de nuevo ahorita, me dijo con esa sonrisa que le caracteriza, y empezamos primero a sonreír, y terminamos por reír a carcajadas.