La cuestión el finde pasado fue nada más empezar a darle de chupetones y besos al pene y los huevos de Rubén, que se delineaban perfectamente en sus pans haciendolos absolutamente acariciables y mamables, así que solo le di un beso muy leve a nacho en los labios y con la mirada nos dirigimos al miembro de Rubén que exigía atención.
Rubén apenas sintió el tratamiento especial que empezaba a recibir su miembro, aflojó su cuerpo y le dijo a Sergio que cerrara la puerta de su cuarto y le pusiera seguro, y se desató la lujuria colectiva entre los cinco chavos gays que estábamos en aquel cuarto.
Mientras Sergio ya había acercado su miembro hasta la boca de Rubén que se pegó a mamar y paladear aquel pene que Sergio puso para su disfrute.
Y así seguimos, y seguimos y seguimos. La tarde del sábado pasado Miguel, Sergio, Nacho y Rubén se dedicaron con especial empeño a tratar de sanar mi alma y abastecer mis requerimientos más profundos, los cuatro me hicieron el amor en cuantas formas yo les ofrecí y ellos me brindaron, eso era precisamente lo que yo más necesitaba para alejar de mi mente y mi mundo cualquier otro tipo de ideas.