Asi que solo les comenté: Le dije a memín: Ya vete wey que te bajan a la vieja, que ya mañana platicamos, pendejo, y continué: Nacho, tu mejor que nadie sabe que tu hermano se carga tremendo pito fácil, y que no se coge el mismo, solo porque aún no ha determinado como podrá hacerlo con el máximo placer, así que para que me hago tonto yo solo y reviento nuestra relación con sus propias palabras y promesas, y más cuando tenía el pene duro, erecto, pleno y no lo podía ocultar, se necesita ser muy estúpido para no entender lo que está sucediendo con tantas hormonas en un cuerpo joven como el de Guillermo, o el mío.
El planteamiento de tu hermano está mal, en principio es correcto pero en el fondo está equivocado, aunque se oiga extraño, Memo quiere una relación estable que su propio cuerpo rechaza; eso fue lo que a mi me hizo reventar con su exigencia de fidelidad total, pero ahora ya es claro que esa exigencia no puede continuar, es más facil que yo la cumpla a que el propio Memo pueda hacerlo.
Yo que más quisiera ya estar preparado para una relación estable, que deseo intensamente, pero que a la vez soy plenamente conciente del rechazo constante de mi cuerpo a esa fidelidad. Lo que acaba de suceder con memín, es algo que sin duda él vive a diario sin comprender su significado y alcance, yo también lo vivo todos los días, contigo Rubén, con Nacho, contigo también Lupe, con mister A y con cualquier buen culo que se me ponga enfrente, en el trabajo, el trayecto, o como ahora que Rubén esta tan provocadoramente arreglado.
Y ya no pude seguir hablando más estupideces, porque Lupe me tomó de la mano para bailar la pieza de moda, la Granja, canción que dice puras tonterías, pero que pretendieron censurar por el doble sentido que tienen algunos de los versos y estribillos de la canción; ahora es la tocada de moda popular.
Llegué a casa cerca del medio día del sábado.