La tarde fue interesante pues Rubén y nacho se integraron a nuestra plática sobre el futuro de la relación entre memín y yo, ambos estaban extrañados por lo que pasó la noche anterior, de viernes a sábado, aunque nacho de inmediato captó el transfondo de lo sucedido entre su carnal y yo. Creo que en esta situación el más desorientado es el propio memín, pues ha tendio que enfrentar su propia contradicción, ya que por una parte pide fidelidad, pero por la otra ya se dio cuenta, y de la manera más cruel, de que no puede ofrecer esa fidelidad en reciprocitad total, auqneu es un hecho que tiene la mejor convicción de hacerlo.
Por otra parte, el volver a salir y hacer el amor con Silvia, su ex novia, Guillermo ha retomado su ritmo natural, al igual que yo lo hice al salir con Lupe. Creo que ambos aún no estamos listos para vivir con las reglas de los adultos, aún traemos las hormonas muy alborotadas y con facilidad cambiamos de actitudes y proyectos, pero estos días nos han servido para acoplarnos, a la vez que aprendemos a conocernos como pareja.
Como ya subimos tarde al Ajusco, en un par de horas nos agarró la mnoche por aquellos rumbos, así que cuando Rubén nos suguirió que regresáramos, los tres le dijimos de un lugar que conocemos que es seguro aún en estas épocas, y para allá nos dirigimos. Nos acomodamos en el carro y sacamos las cobijas que llevamos para tmantenernos calientes mientras seguiamos tomando algunas copas con brandy y refresco de cola que Rubén llevaba, y oyendo música.
Nacho me pidió que lo acompañara a caminar un rato, así que nos pusimos las chamarras y emprendimos la caminata por un sendero que tenemos bien conocido hasta un paraje que tiene una vista hacia el poniente de la ciudad de México, en donde nos sentamos arropándomos con la cobija.
Finalmente el frío nos hizo regresar al carro, en donde memín y Rubén estaban bien enredados en su cobija; y regresamos a casa.