me encanta escribir, desde los 12 años al entrar a la escuela secundaria lo he hecho, aunque de repente se me va alguna falta de ortografía.
... como en días pasados que vi en alguna parte del blog, sepa en cual pìnche entrada, una patota que decía que memín "deliveradamente" y OBVIAMENTE esta mal, pues es deliberadamente... y ese rollo me trajo como imbecil durante varios días, pues estuve buscando y buscando hasta que me entró la desesperación, finalmente lo encontré en la entrada del 24 de noiviembre....
....o como el problema de los acentos que el pinche google se hace pendejo solito, sin que nadie lo invite. asi que cada día escribo más sin acentos y sin tantas mayúsculas, como en celular o twitter, gacho.
Esto de los blogs es autoapendejante; así es, pues solito se hace uno cada día más wey, no se requiere de ayuda externa, basta y sobra con la propia.
Cuando inicié este blog, revisaba dos y tres veces las entradas, y entré en un período perfeccionista, sin embargo al paso de las semanas al estar constantemente escribiendo, que de por si me encanta y enloquece, como que me he ido soltando cada día más en pensar en lo que voy a escribir, y cuando ya estoy al teclado la redacción incluso fluye más suavemente.
Si algo tiene esto de los blogs, es que entre palabra y palabra, termina uno con las nalgas virtualmente al aire, y ya no me sorprendería un día encontrarme con las nalgas al aire y frente al monitor y yo aún dudando si también debo hacerlo ante la computadora... como nalgas prontas de la web. y a la vez se retroalimenta uno en la vida diaria de esta doble vida, real y virtual, y en la real se va uno portando más franco y directo, como que deja uno de darle tantas vueltas a las cosas.
¿o será cinismo?, no sé, pero es rico, aunque intoxicante y a la vez me preocupa pues he estado escribiendo cosas muy íntimas de gentes muy queridas y cercanas a mi, y eso me ha hecho actuar con más cautela en las relaciones, de la vida real y las virtuales, pues sin quererlo y más que nada sin pensarlo puede uno dañar a los seres queridos con los afanes del nalga prontismo virtual que lo invade y envuelve a uno.