Como decía días atrás, en un poco más de un año, estoy metido en un pinche revoltijo existencial del que no se como salir, es más ni siquiera sé si quiero en verdad salir de este marasmo, pues vivir en el tormento y la tortura emocional es uno de los más comunes estados existenciales gays. Pero en algunas cosas ese desmadre emocional me ha servido para avanzar a pasos acelerados, mientras que en otras siento que hubo hasta un grave retroceso.
Lupe, siempre ha sostenido que yo soy bisexual, a secas y mecas, sin vuelta de hoja, y que yo solito me estoy haciendo bolas en mi pendejez, que me encanta hacerme wey yo solo. Por mi parte, yo creo que soy esencialmente gay, con una veta de diversidad bisexual, pero nada más.
Creo que toda mi argumentación con Lupe estos últimos meses es basura gay, pues la cruda realidad demuestra que soy más bisexual de lo que siempre me consideré. Esto es algo en lo que debo profundizar más, pues entre más lo pienso, más me convenzo de ello, pues resulta que al final y para hacerlo definitorio, son las mujeres de las parejas las que se me acercan para concretar el trio bisexuyal, y yo voy como no queriendo la cosa. El chiste es que así he estado los últimos años. O sea que me estoy haciendo pendejo yo mismo, corrijo, allí he estado los últimos 6 años, incluido éste.
Aunque me re que me encanta la verga, chuparla, paladearla, cachondearla, exprimirla, sentirla adentro en lo más profundo. la verga es lo único que sacia el vacío interno que me provoca incontrolables contracciones anales que demandan su irrupción como única satisfacción temporal.