Silvia tenía la razón, y cada día me sorprende más, pues en los últimos tres meses ha sufrido un cambio drástico, dejó de ser la niña mimada, la noviecita de mano sudada que celaba de cualquier sobra que se acercara a memín y que a la vez se acostaba con él; silvia ha retornado de su separación con memín hecha toda una mujer, segura de lo que quiere, sin miedo a lo que dirá la gente, ahora Silvia es más provocadora, más sensual, más cachonda, y ese fue precisamente el trato que me dió apenas llegamos al cuarto de la azotea.
Memín no esperaba que yo me apareciera por su cuarto, y mucho menos aún esperaba que llegáramos Silvia y yo juntos, y de inmediato trató de hacer un primer desplante con nosotros, salió del cuarto y bajó a la casa por un momento, que Silvia y yo aprovechamos para empezar a ponernos a tono con los requerimientos de nuestro plan de acción.
Para cuando memín salió del baño, Silvia estaba reposando entre mis brazos mientras le acariciaba cuanta piel estaba ami alcance, fue algo que tampoco se esperaba memín, y apenas empezó a reclamarnos por hacerlo a un lado y sin decir más, literalmente se fue sobre mi intentando devorarme a besos, mientras yo empece a desnudarle y eso provocó que yo entrara en un momento de efervecencia sexual, y tomándo a memín por la cintura le puse de espaldas, trerminé de arrancarle su ropa interior y sin más le penetré completamente mientras cargaba su cuerpo recargando su espalda en mi pecho, mi penetración anal a memín fue profunda e inesperada para Silvia, y provocó en ella una reacción similar, de tal forma que empezó a hacerle sexo oral a memín en forma salvaje, de esas en la que el imperativo es llegar al climax a la mayor brevedad, y cuando éste llegó irrumpió en forma explosiva y aconteció entre los tres con diferencia de segundos, y tuvimos una explosión orgasmica casi al unísono.
Y seguimos.