Llegamos tras una larga travesía entre neblina y llovizna constante que nos acompañaron casi todo el camino, haciendo aún más alucinado el viaje desde la ciudad de méxico. todos los inconvenientes que el clima pudo imponernos fueron insuficientes para permitirnos disfrutar el ambiente del camino, o lo que pude.
Con eso de que rubén más de una vez me acompañó los domingos a cobrar mientras yo manejaba la micro de mi hermano, y a la vez íbamos repasando para el examen de admisión, pues se le hizo fácil comentarle a su papá que yo también manejaba, y apenas fue llegar a su casa aún de madrugada, que los papás de sergio y rubén se conocieran, mientras nosotros en chinga a meter mochilas y cobijas, y de allí al google earth para que los papás vieran el recorrido que íbamos a hacer y exactamente en donde estaríamos los días de vacaciones, así que le dejé al papá de rubén señalada con un marcador la casa de la abuela, pues yo no sabía que esos días los pasaríamos en otra casa aún más alejada del rancho.
O sea que desde la casa de rubén yo salí manejando y no paré hasta llegar, excepto por las respectivas cargas de gasolina, revisión de niveles, lavado de parabrisas, y paradas sanitarias, etc., mientras las dos parejitas que me acompañaban se acomodaron bien rico entre las maletas bien encobijados y empiernados, así que la música quedó a mi antojo y disposición, al menos eso, y un par de horas que me ayudó rubén, que dormí bien calientito con los chavales.
Estaba yo cansado de la manejada, así que me pase atrás con los chavales que pronto me dejaron descremado y terso, y dormí rico, hasta que los milicos me despertaron, y aunque ayuda traer placas diplomáticas nos trataron como narcos, mientras que a ellos los tratan como jefes; ya no pude dormir y después de parar a desayunar volví a manejar.
Yo mejor metido en la música y concentrado en manejar, para que se hace uno bolas con cogidas ajenas. Y las dos parejas disfrutaron del sexo al amanecer y a alta velocidad, hasta saciarse y vaciarse por completo, durmieron un buen rato y cuando despertaron entonces pare la camioneta junto a una muy pequeña cascada de agua bien helada para hacer algo de aseo personal y aromatizar el ambiente, pues el olor a semen y sexo ya era fuerte y penetrante.
Los chavales reclamaron tener que salir a la llovizna, pero finalmente se vistieron y bajaron del vehículo, la sorpresa fue cuando regresaron a la camioneta, el aroma estaba cabrón, y ellos mismos tomaron una toalla y tras mojarla en aquel pequeño chorro de agua limpia, ambos se pusieron a asearse el cuerpo embarrado de mecos ya resecos, limpieza que rubén y nacho si hicieron desde un principio, pues estaban en iguales circunstancias que los chavales, embarrados de semen hasta los cabellos de las cejas y la cabeza.
Llegamos a casa de mi abuela poco después de las 3 de la tarde y antes de bajarnos atascamos la cabina con aromatizante de vainilla, apestoso a dulce, pero era necesario.
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