Le pregunté a cristina ¿también es tu lengua la totonaca?; no, que va, me respondió, la lengua de mi madre es la tanek o tanik, algo así entendí, que es la lengua de la Huasteca, pero para vivir aqui hay que hablar o al menos entender algo de totonacu, nawa, tanek y también castilla, la lengua que tu hablas.
Mientras cristina preparaba el desayuno, porfirio nos llevó a la poza para bañarnos, pero nos desviamos un poco hasta que encontró unas lianas, que cortó, y después reanudó el camino hasta la poza, y ya en el agua, nos pidió que nos acercáramos hasta donde él estaba, y oh maravilla, aquella planta era jabonosa, y aunque despues de bañarte con ella, te queda un olor muy especial, un aroma y una sensación en la piel diferente, pero rica.
Después de desayunar, salimos tras de porfirio a conocer los alrededores del caserío en donde está la casa de fidel. y a cada paso avanzado sobre la vereda que tomamos, porfirio empezó a detenerse y a mostrarnos, plantas, insectos y animales, a describirnos con sus ojos otro mundo extraño para nosotros. Probamos, olimos, tocamos, vimos, oímos infinidad de cosas que porfirio empezó a mostrarnos, y poco a poco a interiorizarnos.
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