pero el tiempo pasaba y pasaba y las letras de los apellidos ya hacían mucho tiempo que habían dejado atrás la inicial de mi apellido, que está entre las primeras del alfabeto; y nada que me llamaban, por lo que empecé a suponer que el cheque de incentivos ya me hacía formar parte del siguiente nivel de jodidos institucionales.
y solo cerca del mediodía, me pidieron que fuera a la dirección por mi regalo.
y menuda sorpresa me llevé, pues inadvertidamente el director había comprado un peluche de más, muy lindo y de color azul celeste precioso, por lo que salí de su oficina con dos peluches, uno rosadito, adecuado para las novias y esposas, y otro azul, para los novios o esposos, que había sobrado y no tenía caso que se quedara solito, triste y abandonado en su oficina.
y como no podía regalarlo a alguién del personal pues menuda bronca en que se mete por preferir a uno sobre otro, pues el director me dijo frente a todos que había optado por entregarselo al último, que fui yo.
y con ositos de pelcuhe llegue a la facu... lo que me faltaba.
.